22 sept 2010

sección ·contratapa·

     [ una posible lectura para la contratapa cartonera de 
       Haikus Gordos, de Belén Iannuzzi, por Alfonsina Brión. 
Editado por LPC, colección Gilda Vive, 2010 ]










Belén presentando su libro en
la ex sede de LPC, el "Clase A"
Hoy despaché una encomienda, una caja enorme con un contenido de 570 gramos. No importa mucho qué llevaba, eran unos obsequios leves pero que ocupaban cierto lugar. Importa que para los muchachos del correo debían ir en una caja que decía 5 kilos, correo argentino, pequeña encomienda. "Que si es tan liviano y moldeable que achique la caja". Importa que me querían cobrar por 5 kilos. No se discute peso y volumen con empleados del correo. No se comprime lo que requiere cierto espacio y determinado aire para respirar en un cubo de cartón. El libro de Belén Iannuzzi se llama Haikus Gordos, pero no son pesados y aunque no puedo hablar por ellos, parecen no estar muy dispuestos a negociar su envoltorio para que la aduana y el correo los apruebe como haiku a secas. Tienen una consistencia mullida, en imágenes y escenas, texturas y percepciones.
Mientras lo leo, se me desencuentran los sentidos, y es porque no sé, si no huelo esa música de los yuyos / a la hora de la siesta , si no veo el dibujo del eco, ese: solemne / en el silencio de la casa /habitada. 
A lo largo de un sabor dulce, o un deseo dulce: un trago de hiel en la luz de la ventana que corta una canción sucesiva. Sí, la historia insiste / y aquello que no se resuelve / aparece como problema, / como poema. 
Los Haikus gordos miran por la ventana de un almanaque de tintorería: otro haiku. Cualquier haiku oriental que hable del cisne o el ciruelo, pueden ser cientos. Me parece por demás lúcido pensar la occidentalización de esos haikus primarios como foto de almanaque en tintorería. Y es que una traducción de esos haikus delgados, 5-7-5 a occidente, mejor cabe en caja de “volumen-5 kilos”.
La diferencia que encuentro con el haiku del almanaque es el tiempo,la historia, la luz con hiel, lo cíclico, varios haikus que vuelven la mirada atrás. Ya no se trata de un soplidito de instante pasajero. Y atrás es atrás: mismo una espiadita para vaticinar conductas con aprendizaje significativo, pero también el atrás de un libro cuyo formato doble faz y acordeonado va generando una jerarquía visual aleatoria y efímera; es decir: viendo al libro en su formato, un atrás como un debajo, sea la hoja que viene o la que ya pasó.

21 sept 2010

*

8 sept 2010

sección ·contratapa·

[ hacemos los libros y los vendemos, la gente los lee, fin. Ahora vamos a ir agregando un proceso más a la cadena de producción, pedimos a algunos amigos lectores que escriben o no, que nos reseñen las obras que nos compraron, una en particular o la que les haya gustado. Así inauguramos dentro del blog, la sección ·contratapa·, para ir vinculándonos un poco más con las obras, poetas, críticos, lectores. Abrimos con la primer reseña de un poeta argentino sobre una obra de David Liquen, si si ]










El arte de la demolición
Por Nicolás Guglielmetti 
Conversaciones con Jack La Motta
David Liquen
La Propia Cartonera Ed. 2010

Conversaciones con Jack La Motta me llegó en un paquetito que se ve fue armado, como dicen las doñas de estos lares, “con amor”. Hasta venía acompañado de una carta y unos Caracú(es) (revista de agite cultural argento-charrúa) de yapa; motivo por el cual y debido a mi afición boxística, el “Jack” quedó para lo último, contrario a la lógica simplista aparente. Porque para los libros de temática que particularmente me interesan, ya sea porque el formato atrae mi atención o ya porque la búsqueda se pre-determina, a esos fuckings textos, me gusta darles un tiempito más. Tomarme esos espacios del día donde uno necesita un descanso e ir asimilándolo de a puchos (acá léase croses o upercuts) para después si, al cabo de una semanita, leerlo de un tirón. Contraponer a la par del texto cuestiones, si se quiere, de campo y de motivo.
¿Con qué se saldrá este Liquen? ¿Será la visión de un aficionado espectador de boxeo de sillón, como quien les remite, o será la visión de un especialista? ¿Me voy a encontrar con el La Motta de De Niro (a principios de los 80 Martin Scorsese rodó “Toro salvaje” inspirado en su vida sacándolo de la ruina)? ¿Cómo será escribir del otro lado del charco?
La historia dice que Jack La Motta fue un púgil ítalo-americano criado en los barrios bravos de Nueva York. Aprendió a hacerse respetar en la correccional Coxsackie en la que estuvo hasta los 16 pirulos. Según sus propias palabras de no haber sido por el box hubiera sido un gánster. Su “no estilo” de corte netamente sanguíneo le valió el mote de “Toro del Bronx”. A pesar de esto La Motta carecía de una mano pesada. Esto lo obligaba a un andar constante, exponiéndose a grandes palizas pero, lo que para unos puede ser una contra, para Jack fue su pasaje al salón de la fama. Así, a cara descubierta, fue el primero en fajar al mismísimo “Sugar” Ray Robinson, aunque éste se haya tomado una holgada revancha en las siguientes 5 peleas que realizaron, brindando combates que todavía permanecen en la retina de los amantes de los guantes. 
Ahora y pisando un poco el freno de la estadística: ¿cómo se vería esto en el poema? ¿Sería un poema, una serie o bola errática de ganchos al aire? ¿Sería la visión de bronce del pibe del Bronx? ¿Será Liquen hablando por La Motta o será Liquen como La Motta peleando contra sus pares literatos llevándolos puestos con más corazón que estilo?
En esta conversa David Liquen es Tyson en cuanto a la eficacia. Él se encuentra con La Motta en el “Aro Rojo” de su pueblo y habla desde un lenguaje prostibular aunque sin dejarlo mal parado a “garganta de nafta”. 
Lo usa, si, para tirarse contra alguna poética que le molesta como el protector bucal, pero a su vez lo codea. Lo yuxtapone con Ali o Frazier devenidos en alzhéimer y artritis. Lo hace querible paseando por los mercados de Palermo o CIUDADSINLEY en busca de pescados, hasta mirando la mujer de otro con un respeto que solo poseen los grandes. En estos quince capítulos-asaltos, hace que el texto, mezcla de sueño onírico, crónica y monólogos cortados a cuchillo-respiración, sea no solo una pelea de La Motta, sino la pelea que todo boxeador desata cuando hay que bajarse del cuadrilátero y se apagan las luces. Los huesos se te pondrán como camote, Jack. Las mismas manos con que tocás los bellos paletones de tu comedor te quedan tan torpes para acariciar y aplaudir a las prostitutas negras que leen a Benedetti y añoran a Gelman… Incluso para darle un correctivo al pianista del bar donde te echaron por buscar la verdad. Esas mismas manos con las que elegís los bonitos o cortás el bacalao cuando llegás a esa casa tan sola a contar endecasílabos. 
Lejos de España, del Roña Castro comprando yogurts y agachando la cabeza ante la mirada desafiante de la cajera del Coto, un certero David, contradictorio como un gancho al mentón que te hace ver las estrellas de una.




# David Liquen nació en Zaragoza (España) un diez de febrero de 1960. Publicó Todo a cien (Cartonerita Niña Bonita, 2008), Todos los lunes Jazz (Plaquette, colección Resurrección 2009) y edita la revista Sirope.


# Nicolás Guglielmetti nació en Bahía Blanca en 1981.  Participó de varias antologías poéticas; la última: Más vale cinco volando, deEdiciones de la calle (2010). Bajo el seudónimo Toto Scurraby  lleva adelante el blog “La adolescencia del bostezo”

puestito de La Propia en Estación Sud

                                                                                                                                                            foto de Gerónimo Unibaso

El domingo 5, estuvimos en Bahía Blanca en POETAS DE ESTACIÓN.
Hubo lectura, y feria de libros y fanzines.
Gracias por invitarnos!